Ha pasado un año desde que el coronavirus
paralizó irremediablemente nuestras vidas. Me acuerdo perfectamente de aquellos
momentos que pasaba al lado de mi familia.
Por una parte, en aquellos meses aprendí
que, si salías a la calle, si tocabas a alguien, si no ibas protegido, una
pandemia podía acabar contigo. Sin darnos cuenta, tocamos el suelo;
seguidamente, tocamos a alguien y, finalmente, nos metemos la mano en la boca y
no nos damos cuenta de que ese suelo o ese alguien podría tener algún microbio
o alguna enfermedad contagiosa. Por otra parte, me lo pasaba muy bien en mi
casa: hacía vídeos de apoyo a las personas que lo estaban pasando mal, hacía
videollamadas…
A día de hoy, puedo decir que aquella
experiencia me ha servido para valorar lo que tengo: mi familia, mis recursos
para estudiar y poder comer bien. Ahora estamos en 2021 y, aunque aquel
confinamiento me haya hecho cambiar, ya estoy muy bien, de vuelta a la rutina.
Nayara Brich
No hay comentarios:
Publicar un comentario