Si un mes antes del confinamiento por la COVID-19 me
hubieran avisado, hubiera cambiado mi forma de proceder en todos los aspectos.
Para empezar, en lugar de evadir mis compromisos
familiares, habría organizado una gran reunión con mis seres queridos para
poder decirles que les quiero y comérmelos a besos mientras los abrazo con
todas mis fuerzas cuando nos despedimos. Después, habría aprovechado el tiempo
con mis amigos en vez de pelearme con ellos por razones que ahora encuentro
superficiales y absurdas. Finalmente, habría disfrutado del instituto
intentando superarme día a día y apreciando los esfuerzos que hacen las
personas de mi entorno para mi crecimiento, no solo intelectual sino también
personal.
Sin embargo, nadie me avisó e incluso nadie se lo imaginó. Así pues, no puedo retroceder en el tiempo y cambiar lo que no hice; no obstante, sí puedo proyectarme en el futuro para saber lo que haré.